Ignacio lo ponía por escrito

Centro Ignaciano de Reflexión y Ejercicios


 

 

Ignacio de Loyola tenía por costumbre escribir lo que pasaba en su interior. Este hábito acompañó a Ignacio todo su camino desde que, en su época de convalecencia de Loyola, escribía con tinta roja las palabras de Cristo y con tinta azul las de María. Así mismo, quien escuchó de Ignacio su autobiografía y la puso por escrito, refiere la existencia de grandes fajos de hojas que el peregrino tenía y quería verlos, pero Ignacio no quiso.

 

Con gran probabilidad, El diario espiritual es un fragmento de aquellas mociones espirituales y razones de discernimientos que Ignacio cuidadosamente anotaba. Lo que tenemos ahora y puede ser leído de Ignacio refleja su interés y cuidado de la vida interior, así como la forma como fue trabajado por Dios y adornado con distintos dones, que refleja aquello de estar unido con Dios a través de distintas operaciones espirituales (quizá insinuado en lo que consisten los ejercicios espirituales).

 

La experiencia espiritual muestra la práctica fiel y meticulosa de todas las normas espirituales que Ignacio había escrito a lo largo de su peregrinación, la prueba en la práctica del valor de la espiritualidad ignaciana para asociarse en el medio divino, en todo lo que es la familiaridad con Dios y encontrarlo en todo.

 

Dios siempre desea dársenos (EE 234), ¿hasta qué punto en realidad somos conscientes de que Dios nos busca y nosotros correspondemos siendo buscadores de Dios? Las tomas de conciencia de la cercanía de Dios nos hacen presentir su presencia y ser conscientes de su familiaridad, al reconocer su paso en la historia y estar leyendo continuamente su paso en la vida (Él estaba ahí y yo no lo sabía, Gen, 28,16), y nos trata con cercanía y amor, pero frecuentemente no cómo esperábamos, demostrando siempre que los caminos de Dios no son nuestros caminos y que el Señor, a menudo, se muestra en nuestras vidas con toda libertad.

 

Aquello de anotar hace ver la coherencia entre lo formulado para los Ejercicios Espirituales y la vida íntima del peregrino, bastan unos detalles para que nos animemos a revisar la vida espiritual en todos sus matices de maduración. Por ejemplo, en la práctica de las adiciones en el diario 51 escribe “me acosté con la intención de mirar que misa celebraría (EE 73)”. Sobre la indiferencia formulada en Principio y Fundamento que recorre los Ejercicios si fuera de igual gloria de Dios se percibe en Diario 136. El don de lágrimas, descrito como uno de los efectos de la consolación, aparece de forma copiosa en gran parte de los números del diario. En el Diario 38 se lee detenerme donde sentía y gustaba tan excesivamente, siendo una muestra clara de una indicación en el tercer ejercicio de primera semana donde se invita al ejercitante a proceder notando y haciendo pausa en los puntos que he sentido mayor consolación, desolación o mayor sentimiento Espiritual. La intercesión a los santos que Ignacio propone en momentos decisivos de los EE (98, 151, 232) también es un recurso presente en el diario.

 

Baste con unos ejemplos para revisar nuestras anotaciones espirituales y ver cómo vamos en el avance de los caminos de Dios; así mismo, captar el paso de la divinidad en las tomas de conciencia cotidiana y crecer en hacer vida los ejercicios espirituales como experiencia de maduración espiritual continua.

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Comentarios: 1
  • #1

    Saridis (viernes, 15 octubre 2021 20:32)

    Escribir la vida al modo de Dios... cambia todo.