¿Qué es pro-positivo desde la persona de Ignacio de Loyola?

Centro Ignaciano de Reflexión y Ejercicios


 

Este personaje que se mueve entre el medioevo y el renacimiento, en un cambio de épocas y de transformaciones en diversos ámbitos, puede ilustrarnos con su vida la forma de hacer camino en medio de las vicisitudes propias de quien quiere hacer de la vida un proyecto que valga la pena.

 

Él fue, sin más, un peregrino, desde que toma conciencia de la necesidad de cambio hasta el final de su vida. Y lo fue, no sólo físicamente, por los caminos transitados en diversas regiones, más es conocido también por su peregrinaje interior que le llevó de ser “hombre dado a las vanidades del mundo” hasta aquél que tuvo como único norte “la mayor gloria de Dios”.

 

Ignacio un hombre polifacético que puede ilustrarnos dese su historia ver el contraste de la ruptura de sueños, pero se puede aprender a ver la grandeza de encontrar el éxito, pero también el encontrar de frente el fracaso, el dolor. La herida en Pamplona le hizo cambio total de planes; terminó en recomponer su vida y, entre tanto dolor, intuir el nuevo proyecto que Dios le ofrecía. También los dolores de estómago en París y en su etapa de Roma sus limitaciones le hicieron más humano y sensible que le ayudaron en el encuentro con Dios que le acompaña y guía. Sus diversas dolencias y algunos fracasos ayudan en una mejor comprensión de su vida.

 

1. Dejar atrás aquello que creía valioso, como fue su espada. Este despojo evidencia su cambio en su interior de su peligrosidad externa con la espada, para dejarse conducir al tomar el bastón de peregrino.

2. Ignacio, una persona real. Algunos santos parecen ser casi perfectos desde el nacimiento, no así Ignacio. Antes de renunciar a su vida privilegiada como noble español, Ignacio había sido bastante mundano y con deseos de ganar fama y honra... vanidoso, muy autorreferencial. Estas imperfecciones lo hacen identificable con aquellos de nosotros que aún no somos santos.

3. La valentía. Ignacio demostró una gran valentía a lo largo de su vida, desde sus días de soldado hasta su recuperación de sus heridas de batalla, su comparecencia ante la Inquisición y cuando acudió al Papa a pedirle permiso para fundar la Compañía de Jesús.

4. Capacidad de resistencia y resiliencia. Todo el proceso de convalecencia, su iniciación en los caminos del Señor, estar ante nuevas cosas soportando y aprendiendo, superando sus propios caprichos y atreviéndose a ser diferente, no a su modo, sino al estilo de Jesús. Se adaptó ante la adversidad.

5. La perseverancia. Siempre fue fiel a sus convicciones y no se echo para atrás ante las dificultades, su mirada más abierta a nuevos horizontes y llamadas para responder con ánimo y generosidad a lo que veía como propio de Dios para su vida y actividad.

6. Fue decidido. En cualquier cosa que hiciera, ya fuera para recuperarse de sus heridas, recibir una educación o encontrar a Dios, Ignacio estaba decidido a intentarlo y a exigirse para alcanzar la meta. Comenzó a estudiar después de los 30 años, se exigió ante los estudios y así mismo en el deseo de avanzar en los caminos de Dios.

7. Buen consejero. Ignacio aprendió de los excesos de su juventud y de sus primeras prácticas penitenciales terribles a las que se sometió, para sugerir que hay que buscar un enfoque más equilibrado que promueva la salud del cuerpo, la mente y el espíritu. Toda una escuela del afecto y la disciplina, para encontrar el modo y el orden en la vida.

8. Amigo de Dios. Ignacio experimentó el amor y la misericordia de Dios, la bondad y la belleza divina. Una pasión fuerte por el amor de amor de Dios y su gozo en Cristo, que lo llevó a contagiar a otros de su experiencia de Dios, a lo largo de su vida

9. Maestro de oración. Mucho antes de que se pusiera de moda, Ignacio enseñó a conversar directamente con Jesús a través del uso de la imaginación. Sus conocimientos sobre la vida espiritual en los Ejercicios Espirituales no tienen paralelo en ayudar a acercar a las personas a una relación más estrecha con Dios.

10. Buscó la Mayor gloria de Dios. Ignacio joven, buscó la gloria para él, su familia y su país. Sin embargo, a medida que avanzaba en su viaje espiritual, se dio cuenta de que Dios siempre debería ser el destinatario de nuestra alabanza y gloria. 

 

El mismo Ignacio dio vueltas y vueltas, persiguiendo aquello de más amar y más servir. Nunca perdió su norte, ahora que ya voy conociendo a Ignacio, y desde su ejemplo, en pleno camino de la vida que apuestas y exigencias me puedo plantear para darle empuje e impulso a mi existir…

 

Desde la Escritura me puede iluminar:

Juan 3, 1-21 Nacer de nuevo…

Colosenses 3, 8-14 Superar la humanidad vieja y revestirse de la humanidad nueva

 

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