¿Que es para nosotros la felicidad?

 Autor: Jorge Humberto Peláez S.J.

 

Lecturas:

  • Profeta Sofonías 2,3; 3, 12-13
  • I Carta de san Pablo a los Corintios 1, 26-31
  • Mateo 5, 1-12

El mundo está tratando de acomodarse, con gran dificultad, al nuevo estilo de liderazgo que está al frente de la nación más poderosa del mundo. Es una retórica arrogante y agresiva que produce rechazo, y  fomenta un nacionalismo exacerbado que no tiene sentido en un mundo globalizado e interdependiente, pero que, infortunadamente, tiene acogida y puede producir un contagio peligroso.

Es un multimillonario, con su equipo de multimillonarios, que cínicamente afirma que él le ha devuelto el poder al pueblo… En agudo contraste con este modelo de gestión construido sobre la prepotencia del dinero y del poder político, los textos bíblicos que nos propone la liturgia de este domingo presentan un proyecto de sociedad en el que los protagonistas son los otros, es decir,  los pobres, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia. ¡El contrate no puede ser más fuerte!

 

Empecemos por las reflexiones del apóstol Pablo en su I Carta a los Corintios. Allí leemos: “Entre ustedes, los que han sido llamados por Dios, no hay muchos sabios, ni muchos poderosos, ni muchos nobles, según los criterios humanos. Pues Dios ha elegido a los ignorantes de este mundo para humillar a los sabios; a los débiles del mundo, para avergonzar a los fuertes; a los insignificantes y despreciados del mundo, es decir, a los que no valen nada, para reducir a la nada a los que valen; de manera que nadie pueda presumir delante de Dios”.

 

¿Cómo leer estas palabras de san Pablo? No se trata de una descalificación de la ciencia, pues Dios nos ha dado  la misión de transformar responsablemente el mundo que nos rodea; tampoco se trata de una descalificación de los diversos tipos de liderazgo, que son necesarios para la buena marcha  de la sociedad. Lo que pone en evidencia san Pablo es que la autosuficiencia y la arrogancia no caben dentro del plan de salvación. Unos científicos prepotentes, que juegan a ser dioses y que se creen dueños de la vida y de la muerte, que no conocen los límites de la ética en sus experimentos, están en total confrontación con el plan de Dios. Lo mismo puede decirse de los diversos tipos de líderes que no entienden  su posición como un servicio, sino como un beneficio individual y de grupo. Los grandes protagonistas de los eventos sociales no serán los protagonistas en el Reino de Dios. Los invisibles de este mundo son los predilectos del Señor.

 

Vayamos ahora al texto del evangelista Mateo, que nos propone las Bienaventuranzas, que son la Carta Magna del orden nuevo que viene  a instaurar Jesucristo, revelador del Padre.

 

Es interesante leer el texto del evangelista Mateo relacionándolo con las palabras del profeta Sofonías, que escuchamos en la primera lectura: “Busquen al Señor, ustedes los humildes de la tierra. Busquen la justicia, busquen la humildad”. La fuerza de este texto está en el verbo buscar. El profeta  propone una tarea, señala un camino. En el texto del evangelista ya no es algo posible o un ideal hacia el cual dirigirse, sino una realidad cumplida. Jesucristo ha instaurado un orden nuevo; su Reino propone unos valores que rompen con lo socialmente aceptado.

 

La sociedad de consumo propone unos indicadores de éxito profundamente individualistas, anclados en el poder y en el tener. En esta propuesta de éxito no hay espacio para la solidaridad; los demás – nuestros hermanos – sólo caben en la medida en que sirven a mis intereses. Y este camino de realización que propone la sociedad de consumo seduce a mucha gente.

 

Necesitamos desarrollar un modelo pedagógico diferente, que siembre en las mentes y corazones de los jóvenes los valores que Jesús propone en las Bienaventuranzas. Allí encontraremos  la inspiración para un nuevo modelo de sociedad, que promueva un estilo de vida sencillo, en armonía con el medio ambiente, incluyente, solidario, que se comprometa con la paz, que rechace todas las manifestaciones de violencia. Desde la familia y desde  las instituciones educativas debemos favorecer una revisión crítica de la propuesta de felicidad que nos hace la sociedad de consumo y los lamentables modelos de liderazgo  que se están instalando en el mundo.

 

El Sermón de las Bienaventuranzas, con su propuesta de felicidad absolutamente disruptiva, nos invita a hacer un alto en el camino para revisar los valores que están inculcando las familias y el modelo de sociedad que estamos favoreciendo desde el Proyecto Educativo de colegios y universidades; debemos preguntarnos qué proyecto de país están proponiendo los líderes políticos que ocupan o que aspiran ocupar los altos cargos en la dirección del Estado. La granpregunta que nos hace la liturgia de este domingo es: ¿Qué entendemos por felicidad?


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