Dos estudios de caso sobre la perseverancia en la oración

 Autor: Jorge Humberto Peláez S.J.

 

Lecturas:

  • Libro del Éxodo 17, 8-13
  • II Carta de san Pablo a Timoteo 3, 14—4,2
  • Lucas 18, 1-8

En las Universidades ha encontrado una granacogida la metodología de estudio de caso. Es una técnica de aprendizaje en la cual los miembros de un grupo analizan una situación específica (por ejemplo,  la problemática de un paciente que está siendo tratado en un hospital; o una situación grave de una empresa). A través del análisis de este caso concreto, se avanza en la comprensión de la situación, se sugieren posibles soluciones o propuestas de manejo, y los participantes  elaboran aprendizajes que podrán aplicar en situaciones análogas que encontrarán en su ejercicio profesional.

 

Pues bien, en las lecturas de este domingo, particularmente en el texto del libro del Éxodo y en la parábola de la viuda insistente, encontramos lo que podríamos llamar dos estudios de caso sobre un tema común, que es la perseverancia en la oración

 

Los invito, pues, a profundizar en el primer caso. El pueblo de Israel realizaba la travesía del desierto, que los llevaría de Egipto a la Tierra prometida. Ciertamente, durante los cuarenta años de peregrinación, este pueblo tuvo que sortear innumerables dificultades. En el relato que acabamos de escuchar se hace referencia a un enfrentamiento  con los amalecitas, una de las muchas tribus que encontraron en su recorrido. No pensemos que se trató de una batalla decisiva en la historia de Israel; fue una escaramuza más entre las muchas que debieron luchar los israelitas. Lo interesante es leer este relato como un estudio de caso sobre el papel de la oración en la vida de los creyentes.

 

Destaquemos algunos rasgos que aparecen en esta descripción. El pueblo se ve atacado por los amalecitas y, como es natural, organiza la defensa. Aquí aparece un elemento novedoso: Su defensa no se inspira  únicamente en una  estrategia militar, sino que hay algo adicional: es la certeza de que Dios los acompaña. Estos dos frentes de acción, el militar y el espiritual, se reflejan en las indicaciones que da Moisés:

 

  • La primera orientación es de tipo militar, y va dirigida a Josué: “Elige algunos hombres y sal a combatir a los amalecitas”.
  • La segunda orientación tiene que ver con la oración: “Mañana, yo me colocaré en lo alto del monte con la vara de Dios en mi mano”. “Moisés, Aarón y Jur subieron a la cumbre del monte, y sucedió que, cuando Moisés tenía las manos en alto, dominaba Israel, pero cuando las bajaba, Amalec dominaba”

¿Cuál es la vivencia profunda del pueblo de Israel? Yahvé se había manifestado en los acontecimientos de la historia de este pueblo. Esto los llevó a comprender que su proyecto como pueblo no era una simple construcción humana. Sabían muy bien que era imposible avanzar hacia la Tierra prometida utilizando solamente los medios humanos. Se trataba de una iniciativa de Dios y, por tanto, era esencial contar con su gracia.

 

¿Qué conclusiones podemos sacar de este estudio de caso, en el que se enfrentan israelitas y amalecitas? Nos enseña que la vida humana está llena de conflictos y luchas porque aparecen muchos enemigos, dentro de nosotros mismos y provenientes del entorno.

 

Necesitamos el don del discernimiento para saber qué batallas hay que dar, cuáles carecen de importancia y cuáles son aquellas que definitivamente hay que evitar porque se trata de causas sin sentido que ocultan intereses oscuros.

 

  • En su locura, Don Quijote de la Mancha se enfrentó con unos molinos de viento, porque los confundió con delincuentes y malandrines. No gastemos nuestras energías luchando por causas que no valen la pena. En ocasiones, nos imaginamos problemas que no existen,o que si existen son pequeños y manejables; pronunciamos juicios de valor equivocados que nos llevan a actuaciones de las que después nos arrepentiremos.
  • Utilicemos nuestras energías enfocándolas en causas nobles. Demos la batalla contra la pobreza, la exclusión social, los derechos de los débiles. Y, aprendiendo la lección que nos aporta este estudio de caso, confiemos en la ayuda de Dios, pero no esperemos pasivamente que Él resuelva nuestros problemas personales y sociales.

Vayamos ahora al segundo estudio de caso, la parábola de la viuda insistente y el juez insensible. El relato es tan evidente que no necesita ser explicado. El mismo Jesús saca la conclusión. “Si así pensaba el juez injusto, ¿acaso creen ustedes que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, y que los hará esperar?”

 

Estos dos sencillos estudios de caso, la batalla contra los amalecitas y la parábola de la viuda insistente, nos dejan un mensaje muy claro sobre la importancia de perseverar en la oración. Debemos orar incansablemente, sin desanimarnos porque algunas veces pensamos que Dios no nos está escuchando. Ahora bien, nuestras peticiones deben ser amplias, sin condicionamientos. Muchas veces el plan de Dios es diferente de los proyectos humanos. Al mismo tiempo que pedimos la ayuda de Dios, debemos movilizar los medios humanos, dejando el resultado en sus manos. Es lo que decimos en la oración del Padrenuestro: “Hágase tu voluntad…”.

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